viernes, 9 de noviembre de 2012

EL ÁRBOL QUE NO TENÍA HOJAS




Era un árbol tan feo, tan feo, que no tenía hojas. Estaba solo en el campo y nunca había visto otro árbol. Por eso no sabía que los árboles tienen hojas. Y tampoco sabia que él era tan feo. Pero un día oyó decir a unos niños:
-¡Vaya porquería de árbol!
-No sirve para nada.
-Ni siquiera tiene hojas.
Entonces se puso triste porque se enteró de que era feo. Y le dijo al Sol:
-Tú que eres tan poderoso, ¿puedes darme hojas?
El Sol le contestó:
-Yo no puedo dar hojas a las árboles. Vete tú a buscarlas.
Y el arbolito dijo:
-No puedo. Mis pies están clavados en el suelo.
Otro día dijo al Viento Gris:
-Tú que eres tan poderoso, ¡dame algunas hojas!
Y el Viento Gris le contestó:
-Yo sé quitar las hojas de los árboles, pero no sé cómo se ponen. No puedo ayudarte.
Pasó la Lluvia y el árbol le dijo:
-Señora Lluvia, mis pies están clavados en el suelo. ¿Puedes traerme algunas hojas para adornar mis ramas?
Y la Lluvia le contestó:
-Yo no puedo darte hojas. Yo sólo sé llorar. Voy a llorar por ti.
La Lluvia se alejó, llorando.
-¡Ay, Señor, qué desgracia! ¡Un arbolito que no tiene hojas!
El pobre arbolito sin hojas se quedó aún más triste. Y decía:
-He acudido a los más poderosos y no me han ayudado. ¡Ya nadie podrá ayudarme!
Pero un buen día dijeron los niños:
-¡Vamos a adornar este árbol!
Trajeron papel de colores: rojo, verde, azul, amarillo... Y lo cortaron en pedacitos y lo fueron pegando en el arbolito. Y al cabo de un rato el arbolito quedó lleno de hojas. Hojas azules y rojas, hojas amarillas y verdes.
Y pasó el Sol y se quedó un rato largo mirando, porque nunca había visto un árbol tan hermoso.
Pasó el Viento Gris y se paró en seco:
-¡Vaya con el arbolito! ¡Qué hojas tan bonitas ha encontrado!
Y el Viento Gris dio una vuelta para no arrancarle ninguna.
Pasó la Lluvia, y al ver aquellas hojas rojas, azules, amarillas y verdes, se le cortaron las lágrimas y dijo:
-¡Qué pena! ¡Ya no podré llorar más por este arbolito!
Y la señora Lluvia se marchó con sus lágrimas a otra parte.
Luego vinieron los niños y bailaron en torno al arbolito, que ya estaba muy contento con sus preciosas hojas.

8 comentarios:

  1. Muy buena foto y preciosa la poesía. Después de un tiempo de inactividad blogera vuelvo renovada.
    Besos

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    1. Gracias Ana, me alegro que hayas vuelto. Ya sabes que esta es tu casa :)

      Un abrazo!

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  2. Qué cuento tan bonito!!! Y la foto es chulísima! Refleja a ese árbol triste que no tenía hojas. Me gusta mucho!

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    1. Gracias guapa, me alegro que te haya gustado. Es un placer contar contigo!

      Besos

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  3. la historia es preciosa y la foto muy bonita. nunca un árbol es feo,aunque no tenga hojas.Un saludo

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    1. Hola Lurdes,

      Tienes toda la razón, un árbol nunca es feo, son los dioses de la naturaleza!
      Gracias por tu comentario.

      Un abrazo

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  4. Me gusta mucho la composición de esta foto y esa niebla del fondo que le da ese aire enigmático a la foto.
    Un saludo

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