Te
me acercas
contándome al oído
milagros
de miles de leyendas
que quedaron entre tus
aguas.
Me salpicas
con espumas inundadas de
misterios
de otros tiempos y
distancias,
con lamentos de
promesas
que perdieron sus
palabras
en tus bajamares
intensos...
Y yo me acerco y te
salpico
sabiéndome tan
pequeño,
tan desconsoladamente
chico,
tan solo entre mis gentes
cotidianas,
que me apabullan tus
mareas,
tus olas y tus
resacas.
A veces me
respondes...
Pero de continuo callas y
resbalas
en las arenas de mi
playa
que esperan impacientes tus
respuestas.
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