LA
LLUVIA HUMEDECE SUS ROSTROS
SON TESTIGOS SILENCIOSOS DE CADA ANOCHECER.
LA LUZ DE LA LUNA DESTELLA
EN CADA UNA DE SUS LÁGRIMAS.
LLORANDO UN OLVIDO DEL TIEMPO.
SUS RECUERDOS YACEN EMPOLVADOS,
DEBAJO DE SU FRÍO PECHO
Y SUS GRITOS APENAS SE DISTINGUEN
ENTRE LA NIEBLA Y EL FRÍO.
ELLOS ESCUCHAN LOS SUSPIROS DE LOS MORTALES,
MAS APENAS SE PERCIBE SU RESPUESTA,
DÉBIL COMO UN CORO DE MUJERES SUSURRANTES.
AQUÍ LA NOCHE Y EL INVIERNO SON ETERNOS
SON TESTIGOS SILENCIOSOS DE CADA ANOCHECER.
LA LUZ DE LA LUNA DESTELLA
EN CADA UNA DE SUS LÁGRIMAS.
LLORANDO UN OLVIDO DEL TIEMPO.
SUS RECUERDOS YACEN EMPOLVADOS,
DEBAJO DE SU FRÍO PECHO
Y SUS GRITOS APENAS SE DISTINGUEN
ENTRE LA NIEBLA Y EL FRÍO.
ELLOS ESCUCHAN LOS SUSPIROS DE LOS MORTALES,
MAS APENAS SE PERCIBE SU RESPUESTA,
DÉBIL COMO UN CORO DE MUJERES SUSURRANTES.
AQUÍ LA NOCHE Y EL INVIERNO SON ETERNOS
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